sábado, 25 de octubre de 2014

El jaguar y la rosa



La poderosa vista del jaguar ha identificado una rosa que apenas sobresale de entre las matas.

Pero, ¿qué hace allí, en medio de la sabana, un jaguar y una rosa?

El rumor le advierte de la presencia felina. Siente cómo su savia herbácea regurgita, se acelera y hace olvidar el letargo mental, monótono y resecado en el que se encontraba.

El jaguar se acerca firmemente. Sabe que va a sangrar si la devora, pero el aroma lo posee, lo despoja de sus párpados y le hace salivar.

La rosa sabe que va a morir, por eso afila sus pinchas pero se viste eléctrica y destellante.

Y el momento se acerca, y contemplan su respectiva belleza, desafiando amor y ego.

- Voy a devorarte y a acabar contigo.
- Sí, pero sólo una vez.

Y aunque estén uno dentro del otro, se escucha:

- Elige tus últimas palabras.

Y aunque quisieron prolongar el segundo hasta el infinito, retumbó:

- Elígelas, porque después ninguno dirá nada.

Y el jaguar, sin párpados
sin pestañas
sin mirada,
pensó:
Maldita sea, una vez más...


["Como un jaguar que ve una rosa
que necesita respirar en medio de la sabana
y que quiere dejar de respirar en sus fauces
Dos extraños en aquel paraje
dos espíritus que desafían su amor y su ego
un jaguar que se acerca a un aroma dulce
a un terciopelo esmaltado
una rosa que oye el miedo y susurra excitación..
La energía y virilidad que sangran con la quietud espinosa
y aunque estén uno dentro del otro
elige tus últimas palabras
y aunque quieran prolongar el segundo al infinito
elígelas
porque después ninguno dirá nada."]

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