lunes, 14 de febrero de 2011

Filosofía de un lunes

La playa en invierno.
Qué gustazo.
Sentarte en la arena fría, y tirar piedras al agua.
No hay que hacer demasiado para desconectar y "alimentar el ego".

Recuerdo unos acordes de guitarra que alguien tocó una noche, en una cena.
"Mi madre me mata", me acuerdo que decía yo. Pero no podía irme tan pronto. Debía hacer algo primero.

·_·_·

Mientras mi mente la da al play, se ha hecho casi de noche y me digo a mí mismo:

En esta vida, lo más bello está unido a lo más grotesco.
Mira las estrellas.
En realidad, algunas están muertas. Las distancias del universo son tan abismales que ni la luz es inmediata. Cuando una estrella muere, explosiona para luego apagarse poco a poco. Esa energía lumínica liberada, puede tardar mucho tiempo, años, cientos de años, en que nosotros la veamos, debido a su distancia.
Quizá esas estrellas estén muertas ya y sean cadáveres.
O quizá, para poner el contrapunto, haya nacido alguna otra y todavía no hemos podido verla.


Seemingly it seems to me...que parece que nada es lo que parece.

martes, 1 de febrero de 2011

¿Puedes oírlo?

Vayan limpiando el suelo.

A veces se puede mirar el mundo de otra manera. Como cuando salen mapas o diagramas de esos que reflejan el calor desprendido. Al fin y al cabo, el mundo físico es lo que se nos da; nosotros cogemos lo que nos interesa para crear el nuestro propio. Así, mi mundo esta mañana ha captado una onda expansiva un tanto interesante, por diversos motivos, procedente de las cristaleras de la biblioteca donde me encontraba.

De acuerdo, ahora hay que montar el atrezzo.

La biblioteca es un espacio amplio, con mesas agrupadas en la parte del fondo, y un espacio más de ocio y relax en la parte que da al mar. Aún así, en toda ella reina el silencio. Es agradable ir a estos sitios aunque no tengas que estudiar. Puedes estar escribiendo ahora mismo como lo hago yo. En esta parte donde hay unos cuantos sillones, hay una chica que no tendrá más de treinta años. Yo le echo veintisiete o así.

Que entren los actores.

Yo voy y vengo desde la zona de estudio negra, al fondo, más oscura, fría, lejana.
Vuelvo con un café. Conforme avanzo hacia mi sillón que está junto a ella, voy atravesando capas de energía, hasta alcanzar la zona cero. Me siento un poco detrás de ella, la observo y escribo mientras me tomo mi café. Me inspira mucho el ver su reflejo en el cristal, y más al fondo el mar.

-¿Quieres un café?-le digo.
-El café es la bebida de los malos.-me responde.
-Lo siento, me gusta el café.

Sigue mirando al frente como si nada hubiera pasado. Yo me siento algo mal, quizá haya dicho eso porque la he molestado y la he sacado de su pensamiento. La chica se arruga la falda con la mano izquierda.

Perfecto, cambio en bastidores.

¿Puedes oírme? Por favor, escúchame.
Que voy a decirte algo muy importante, por favor.
Aquí van las palabras que debí decirte hace mucho tiempo: te quiero.
Por favor, escúchalas. Te quiero. ¿Puedes oírlo? Te estoy gritando. Esta persona que hay aquí te quiere.
Perdóname por haber sido así este tiempo. Tenía que haberte dicho que te amaba. Lo estabas esperando, pero tenía miedo. Y ahora no importa cuánto de fuerte las diga. No estás aquí para escucharlas.
¿Que si quiero un café? No, gracias, ya he tomado bastante café en mi vida, creo yo.
Uy, a lo mejor he sido un poco borde con él.
¿Te apetece mejor un té? La gente del desierto lo toma mucho. Es caliente y es la mejor forma de hidratarse. Tiene que ser bueno a la fuerza.

Que empiece la función

Sí, lo siento por haber estado un poco borde.
No, no, en absoluto me has molestado. Ya llevaba demasiado tiempo pensando tonterías.
Sí, voy bastante por la biblioteca del paseo marítimo. Me encanta.
¿Sabes? Quizá no he sido muy valiente en la vida. Me gustaría ser más salvaje. Es una comparación un poco tonta, pero tengo envidia de los caballos que parecen correr por el mundo sin que nadie les importe. Son como son, es su naturaleza.
Qué alegría que me comprendas, me estás cayendo bien.
Al fin y al cabo, tengo que disfrutar mi vida, que sólo hay una.
¿Sabes algo que necesito para ello?
Anestesia. Sí.
Sí, sí. ¿Quieres un poco?
Pronto funcionará.
No, no es peligroso.

Cierren telones

No, no, no pienses que soy drogadicta. Me refería a valeriana.
Sí, hombre. Quiero que mi vida cambie. Eso es difícil. Pero voy a hacerlo, y necesitará tranquilizarme a veces. ¿Puedes oírlo?

Se acabó la función. Gracias.