domingo, 9 de diciembre de 2012

Deténme

Lento, lento, lento..
Me giro y te doy la espalda
Y comienzo a andar
Pero párame
por favor..
deténme
Porque en realidad no quiero irme
Deténme
No dejes que me vaya
Porque me estoy yendo
Tu silencio me mira de reojo
Y mis pasos continúan
Hasta que no alcanzas a verlos..

sábado, 20 de octubre de 2012

Vientos de otoño

Un pie sobre el hielo y contengo la respiración.
Y trato de creer que
Los imperios caen
El cristal se rompe
Mientras los ecos vocean
Que me quedé atrapado en un laberinto de vino y rosas
Y el camino se escurre detrás de mí
Lloviendo en este cuadro
Donde el tiempo no pasa
Pero existe y se congela

domingo, 8 de julio de 2012

Cuentos para ser feliz

Escucha cómo está ahí tumbado mirando la ciudad. Luces que se encienden poco a poco, gente dentro de sus casas que derrocha sentimientos y gente en la calle que invierte emociones.
No sabe cuánta gente ahora mismo hay durmiendo, o cuánta naciendo, o cúanta besándose. Quizá alguien está muriendo, o está viendo por primera vez al amor de su vida.
Infinitas combinaciones en un mismo espacio que se abre a sus ojos.

Siente cómo se incorpora poco a poco, agarra la libreta y empieza a escribir. No sabe qué saldrá todavía.
Siente cómo escucha sus canciones favoritas: esas que aquél reserva y nunca escucha por miedo a que pierdan su magia.
Siente cómo sale magia de su voz cuando las canta..

Siente cómo su cara es un arco iris: fruto bello de la conjunción de dos agentes antagónicos. El sol y la lluvia son en este caso la felicidad de tiempos pasados y la trsiteza de no poder tenerlos en la actualidad.
Siente cómo su imaginación vuela, experiencias que han ocurrido quizá a decenas de kilómetros de aquí.
Piensa que la vida es como un cuento y tendrá seguro un final feliz..

Érase una vez un niño al que le gustaba escuchar la música muy bajito, al volumen 1, para que se fusionara con el entorno.
Era un niño muy risueño.
El niño saludaba a todo el mundo y le preguntaba su nombre con una sonrisa. Le gustaba hacer amigos.
El niño decía "Yo soy Juan, y perdí a mi osito Tedi en el mar".

Pero el niño estaba convencido de que el mar estaba jugando con Tedi. Y que era suyo todavía, porque así lo habían prometido. Volvería a él. El niño miraba al mar con una sonrisa, viendo las olas mientras pensaba.. "Te estás haciendo de rogar, pero ya te contraré, no sé si mañana aquí mismo en la orilla o algún año en el Caribe"
El niño incluso pensaba.. "Ojalá en el Caribe.. y me contará historias de piratas.."
Tedi era suyo y el lo sentía así. Estaba convencido de ello y era su verdad.

Por supuesto que tenía otros juguetes a los cuales quería mucho y se divertía mucho con ellos. Y se enfadaba y lloraba si los perdía o se los quitaban. Pero tenía un trato con Tedi. Y lo más gracioso: el osito no hablaba, sólo le sonreía.
Quizás la fuerza y el magnetismo de Juan era suficiente para sincronizarlos y mimetizar la relación.
Un enlace que lanza una persona, un torrente de energía que envuelve y cobra vida.


Quizás la vida sea como ese cuento.
Quizás Tedi vuelva algún día, aunque esté irreconocible tras su paso por el mar.
Pero es esa magnitud de onda que lanzamos una vez y algún día será devuelta.



Siente cómo pienso en un cuento como éste, cómo cada uno tenemos nuestra versión favorita y personalizada del cuento.
Siente cómo el niño está encaramado a una pareta en una noche de verano, junto a la playa, la luna que ha salido a cenar con él.
Siente cómo de su voz sale magia en forma de canciones, cómo de su mano nace este cuento que tendrá un final feliz porque así es su naturaleza.
Siente la simbiosis entre las pupilas del niño y el oleaje. Viene y va.. Viene y va.. Y no se mueve.


domingo, 13 de mayo de 2012

Pulpa de piña

Hasta que no te preguntes por qué te sientes así,
Hasta que no te preguntes por qué hacía mucho tiempo que no te sentías así,
Seguirás esperando a que todo pase
Y sabes que es larga la espera
Porque buscas lo que todo el mundo encuentra
Y nada se va de tu cabeza, están siempre ahí
esas ideas que no son adecuadas pero que sabes que no pueden estar equivocadas.

Lentamente te echas hacia atrás, mientras que tu corazón ha empezado su carrera y parece que le es imposible parar. Recuerdas al mar salado que se funde en tus labios mientras susurran palabras de una antigua canción.
Apareces entre humo, entre mentiras
Hasta que corres pero no puedes esconderte, intentando decir lo que tu voz te niega.

Y tu cuerpo sigue corriendo mientras tu mente se quedó absorta
De repente te encuentras en medio de una maraña de hierros
Gente a tu alrededor
Ruido
El tráfico cortado
La gente quiere ayudarte
Y tú estás
Solo
Y quieres estar
Solo
Porque en realidad no estás ahí
Sino que te quedaste escuchando su canción, marcando el compás con tu mano
Alargando un momento del pasado hasta el día de hoy
Porque te gusta la piña

Y te gusta que su pulpa te haga asperezas en la boca
Y sentir la acidez en los labios.

sábado, 21 de abril de 2012

12:15:01

Ecos de olas ebrias, ecos de amor y de vida. Vagando por el mundo, peinando campos, bailando montañas, acariciando una mejilla que alguna vez fue joven, que alguna vez estuvo ebria, o llena de amor y vida.


No sé lo que necesito...

No me gusta el verbo 'necesitar'. Qué verbo tan feo en contraposición a otro tan bonito como 'proteger'.

Su significado es malo, implica carencia, debilidad, dolor, insuficiencia, muerte... No me gusta hablar de 'necesitar' con respecto a otras personas o cosas. Pero sí que necesito algo inmaterial que me haga sentir no sólo que estoy vivo, sino útil: mi inspiración.

Puede que sólo escriba cosas sin aparente sentido, pero estas pequeñeces me hacen sentir grande, me hacen creer que cada palabra transmite al mundo un poco de coherencia y lo hace más humano.

No sé si despertarán pensamientos positivos, negativos o neutro, pero sé que quizá tengan una longitud de onda que hacen que algunas personas se paren aunque sean dos segundos con la mirada perdida, el corazón que respira y la mente volcada a ninguna parte, pero que después de ese viaje de dos segundos a lo desconocido, te deje una sensación difícil de explicar, como la superficie del mar que ondula mecida por una suave brisa.

Quizá es demasiado lo que pretendo, pero así me hace sentir la inspiración, y no es mérito mío: de ser así lo haría a todas horas. Yo sólo soy un intermediario. Es un logro de cualquier persona, organismo, objeto, ente que esté en el momento, lugar, compañía y energía adeacuados.

Es como aquel reloj que se encuentra parado en mi estantería: aquel reloj viejo, lleno de polvo, pasado de moda, que se quedó estancado en las doce y cuarto.
Pero el universo sabe que ese reloj tiene una función aunque esté empequeñecida: cada vez que sean las doce y cuarto, el reloj será útil. Está ahí, olvidado, innecesario para muchos, pero cada vez que se aproximan la hora justa, desprende un halo de confianza, seguridad y sabiduría: porque sabe que en un segundo volverá a ser olvidado, pero también sabe que cada segundo que pasa es un segundo que está más cerca de volver a ser útil.


Y me pregunto yo... ¿a qué viene todo esto?
Necesidad de escribir. Necesidad de recibir inspiración. Necesidad de aprovechar lo que me ha pasado esta tarde:
Un niño que jugaba solo en un parque, me ha dicho al pasar al lado de él "Hola amigo".


No sé por qué, pero he seguido caminando recto, totalmente abstraído, nervioso.
Ojalá hubiera sido capaz de quedarme a estar aunque fueran cinco minutos.
Me he sentido como si fueran las 12:15:01.

martes, 20 de marzo de 2012

Huellas de romero

Subir a lo alto siempre ha sido gusto del ser humano. Escalar una montaña y tomar una foto parece ser siempre algo bonito, un logro. Aunque esa foto muestre una simple llanura sin ninguna belleza, el hecho de saber que hay alguien detrás, quien la toma, que está alto, la hace maravillosa. Es el poder de dominación, o mejor dicho, la creencia del humano de superación, dominar y sentirse alto como un semi dios.
Algo que no se tiene voluntad de hacer o convertir no es poder.
No creo que el ser humano tenga el poder de hacer bello un paraje por sí solo. Creo que debo hablar de tender... Decidimos si un paisaje es bello o no si en él plasmamos emociones que nos hagan sentir, tanto para bien como para mal. Un paisaje que no nos llegue al fondo no será bello, por muy correcto que sea, o por muy bello que lo vean otros. Por lo tanto, no hablo de que tengamos un poder de cambiar la percepción de un sitio u otro; sino que tendemos a ello. Está en nuestra naturaleza emocional el dotar a un territorio de una carga afectiva. No lo hacemos intencionadamente, más bien al contrario: muchas veces no sabemos por qué, pero quizá lo más simple es lo elegido para detenernos un momento y transportar nuestra mente a una dimensión contigua, que se pliega sobre nosotros, nos hace cerrar los ojos y aspirar lentamente.

La lluvia se desliza desde las nubes por los cristales y trae algo del cielo a la tierra.
Las gotas mojan la llave haciéndola cada vez más fría, y me la guardo en el bolsillo del pantalón.

Deja que la gente se aleje, conozco tus pasos.
Déjame ponerme de espaldas y ponerme a prueba sabiendo que los conozco.
O que un desconocido pase a lo largo y saber que no sé nada.

La energía, ya sea de un modo u otro, impacta sobre el terreno continuamente. Admiro la energía de la naturaleza... una palabra que lleva implícita la otra. Incansable. Cualidad. Característica.
Curiosidad: Esta misma roca que es golpeada por el oleaje, ¿la habrá pisado algún romano? ¿O la superficie que pisó el romano ya no existe?
La energía liberada en pequeñas dosis es igual de potente que un estallo, pero mucho más sutil y elegante.

Siento cómo la lluvia impacta en mi piel y apenas pasa nada. ¿Qué pasaría, si estuviera mil años bajo la llovizna como aquella roca? Qué pasaría si fuera roca...
Quizá todos las formas existentes difieran poco unas de las otras: quizá todo sea como una roca, o todo sea como un objeto X, solo que con diferentes cualidades.
Una cualidad que tenemos es la vida.
Y otra cualidad que tenemos es la antagonista, y es creación humana: el tiempo.
Ese empeño por medir todo, por buscar un patrón que permita comparar... Cuando en muchos casos no es así. No se puede medir todo lo que queramos puesto que cada ítem es original y sigue una evolución propia y diferenciada.
¿Cuántos años tiene esta roca? Ah, son muchos. Pero quizá es poco para ella.
¿Cuántos años tienes? Uy, qué pocos. Pero quizás es 'como' si tuviera más años que tú.
Muchas cosas deberían ser más cualitativas y menos cuantitativas. A veces la practicidad es una enemiga para la calidad.

Escucha, es la canción de la vida la que se asoma después de la lluvia.
Es la alegría y satisfacción después de la reflexión que me ha surgido esta mañana.

Ahora ya puedo seguir mi camino, andar hasta llegar a un punto en concreto y darme la espalda.
Que conozco tus pasos, y yo me marcho dejando huellas de romero.